lunes, 29 de julio de 2013



Cierta vez el Maestro sometió a Naren a una dura prueba.
Un día cuando Naren entró en su pieza, el Maestro (a propósito) ignoró su presencia, no le dio la bienvenida
y durante todo el tiempo que estuvo allí, no le dirigió ni una palabra.
El Maestro mantuvo esa misma actitud durante cuatro visitas más. Al final le dijo a Naren: "No te he dirigido
ni siquiera una sola palabra durante todo este tiempo; pero tú sigues viniendo." Naren contesto: "Yo vengo
aquí porque lo quiero, y deseo verlo. No vengo aquí para que me hable. "Con desbordante alegría el Maes- tro lo abrazó y le dijo: Sólo quería probarte. Ver si te alejarías por mi indiferencia externa. Sólo tú con tu fuerza interior pudiste aguantar esa aparente indiferencia. Cualquier otro me hubiera dejado hace rato."

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