Basado en los vedas, textos sagrados de la India, el Vedanta afirma la unidad de la existencia, la divinidad del alma y la armonía de las religiones. Constituye la base filosófica del hinduismo incluye aspectos de la cultura India, el Vedanta es de aplicación universal y resulta igualmente relevante a cualquier país, cultura y tradición religiosa.
La palabra "Vedanta" es una combinación de otras dos: "veda", que significa conocimiento y "anta" que significa el fin de o la meta de. En este contexto, la meta del conocimiento no es intelectual, como el conocimiento limitado que adquirimos al leer libros; este conocimiento se refiere al conocimiento de Dios y de nuestra naturaleza divina. Por lo tanto, Vedanta es la búsqueda del autoconocimiento (o descubrimiento de nuestro propio Ser) y, por ende, la búsqueda de Dios.
¿A qué nos referimos cuando decimos Dios?
¿A qué nos referimos cuando decimos Dios?
Según el Vedanta, Dios es existencia, conciencia y dicha infinita. El término sánscrito que describe esta realidad trascendente e impersonal es Braman, la divina esencia del ser. Al mismo tiempo, el Vedanta afirma que Dios también puede ser personal y asumir un cuerpo humano en cualquier época.
Pero lo más importante de todo es que Dios mora en nuestros corazones como el Ser Divino o Atman. El Atman no nace ni muere. no es afectado por nuestros defectos, ni por las fluctuaciones de la mente o del cuerpo, no está sujeto a dolor, desesperación, enfermedad o ignorancia. El Vedanta declara que el Atman es puro, perfecto, libre de cualquier limitación, uno con Brahman. El más hermoso templo de Dios en el corazón humano.
Es más, el Vedanta asevera que la meta de la vida humana consiste en darnos cuenta de nuestra divinidad y en hacerla patente. Y esto no sólo es posible, sino que es inevitable. Nuestra verdadera naturaleza es divina; conocer a Dios es un derecho de nacimiento, es inherente a la condición humana. Tarde o temprano todos manifestamos nuestra divinidad, ya sea en ésta o en vidas posteriores, puesto que nuestra naturaleza divina es la mayor verdad de nuestra existencia.
Finalmente, el Vedanta declara que todas las religiones enseñan las mismas verdades esenciales sobre Dios, el mundo y las relaciones humanas. Hace miles de años el Rig Veda declaró: La verdad es una; los sabios le dan distintos nombres. Las religiones del mundo ofrecen diversos senderos para llegar a Dios, todos válidos y auténticos. Y cada religión ofrece al mundo un camino único e infalible que conduce a la realización de Dios. Los mensajes contradictorios que encontramos entre las religiones se deben más a la doctrina y al dogma que a la realidad de la experiencia espiritual. Si bien hay diferencias en los preceptos externos de cada religión, la experiencia interior revela notables semejanzas.
Es más, el Vedanta asevera que la meta de la vida humana consiste en darnos cuenta de nuestra divinidad y en hacerla patente. Y esto no sólo es posible, sino que es inevitable. Nuestra verdadera naturaleza es divina; conocer a Dios es un derecho de nacimiento, es inherente a la condición humana. Tarde o temprano todos manifestamos nuestra divinidad, ya sea en ésta o en vidas posteriores, puesto que nuestra naturaleza divina es la mayor verdad de nuestra existencia.
Finalmente, el Vedanta declara que todas las religiones enseñan las mismas verdades esenciales sobre Dios, el mundo y las relaciones humanas. Hace miles de años el Rig Veda declaró: La verdad es una; los sabios le dan distintos nombres. Las religiones del mundo ofrecen diversos senderos para llegar a Dios, todos válidos y auténticos. Y cada religión ofrece al mundo un camino único e infalible que conduce a la realización de Dios. Los mensajes contradictorios que encontramos entre las religiones se deben más a la doctrina y al dogma que a la realidad de la experiencia espiritual. Si bien hay diferencias en los preceptos externos de cada religión, la experiencia interior revela notables semejanzas.
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