Lo que los aspirantes al progreso espiritual tienen que hacer ahora es lo
siguiente
: primero desarrollar discernimiento; es decir, la capacidad de
distinguir lo eterno de lo transitorio y decidir qué es lo que tiene valor; en
segundo lugar deben hacer un sincero intento por experimentar lo que
consideran valioso y verdadero. Por último, tal intento no debe abandonarse
pase lo que pase. Estos tres pasos pueden llamarse prácticas ascéticas. De estas
prácticas nace la paz real y la alegría.
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