Recuerda, recuerda siempre que sólo"los puros de corazón" ven a Dios. El primer requisito es pureza. Así como aquellos que se dejan dominar por el deseo, tienen, por eso mismo, pasiones intensas, así debes tú ser de puro, así debes de sentir un anhelo apasionado por la pureza. Busca en lo más profundo, busca inquebrantablemente la pureza. Ella es lo único que importa. Recuerda esa grandiosa plegaria dirigida a Mí por Mi servidor Prahlada: "¡Oh, Señor, haz que sienta hacia Ti un amor de intensidad igual al que la gente mundana siente por los fugaces objetos de los sentidos!"
Yo lo genero todo; todo de Mí procede. Los sabios que así lo comprenden. Me adoran con transportada emoción. Y llenos de gozosa alegría piensan constantemente en Mí, concentran su vida en Mí, hablan siempre de Mí y unos a otros se iluminan. A éstos, siempre armonizados y adorantes en amor, les doy Yo el Discernimi- ento Espiritual por el que llegan a Mí. Rebosante de compasión por ellos, moro en su Espíritu, y con refulgente lám- para de la Sabiduría de la Devoción disipo las tinieblas nacidas de la ignoran- cia.
Para alcanzar la meta debéis tener tremenda perseverancia, tremenda voluntad. El hombre de perseverancia dice: "Secaré el océano; por mi voluntad las montañas se desmoronaran." Tened esa clase de energía, esa clase de voluntad, trabajad intensamente y alcanzaréis la meta.